jueves, 23 de septiembre de 2010

Autopsia de una langosta


Me despierto con olor a almendras en la piel. El tacto de las sábanas gastadas. Las eternas urracas. Polvo húmedo en el aire que flota perezoso en la habitación llena de ropa y libros.
Me levanto sin dificultad. Sin tubos en los brazos. Voy descalza hacia el lavabo. Brillan como nunca los potes de champú, las cremas, la alfombra Burdeos donde apoyo los pies descalzos.

La cotidianeidad de mi Kasa, mi isla, mi refugio de la normalidad, me sube por el pecho hasta alcanzar las pupilas y estalla. Lágrimas dulces. Tengo un lugar donde volver, y he vuelto. Pero esta vez el viaje no fue deseado.

A pesar de ser tan atea, me cuesta aceptar que los milagros no existen. Ni la inmortalidad… Aunque quisiera ser vampira soy humana. Pero yo insistí. Sabía que mi cuerpo estaba cansado. Pero el estrés me llevaba al bar; el compartir, al bar; las ganas de reír, al bar; el deseo de olvidarme de todo, al bar. Y el bar tenía un salvoconducto directo al hospital.

Así que allí pasé estos últimos días. Una semana.

Veinticuatro horas en un hospital son como setenta y dos fuera de sus muros. Ha sido un viaje largo. Volví con las maletas más vacías que cuando partí, pero con un souvenir muy valioso: el esbozo de mi próximo libro. Porque mientras luchaba entre las entrañas de la Bestia, la editorial Melusina ultimaba los últimos detalles para la publicación en octubre de mi primer novela, Autopsia de una langosta.

Es un nombre raro, ya lo sé. Pero este ingreso hospitalario le dio al título mucho más sentido del que hubiera deseado. Un sentido casi literal:

“Las langostas serían perfectas: sigilosos habitantes nocturnos de los fondos más turbios del océano que se alimentan de desechos de otros animales. Y este no es el único lugar común con las perras de mi jauría: tienen un caparazón durísimo que cambian varias veces a lo largo de su vida, para luego comérselo y reponer así la debilidad provocada por la muda. Es considerada un manjar exquisito y de poderes afrodisíacos, pero difícil de matar y potencialmente mortal para personas alérgicas a sus deliciosas carnes, por lo que sólo es apta para paladares experimentados y alejados de prejuicios. Además, es rosa, como nuestra deseada limusina.”


solapa de Autopsia de una langosto, por Espe Moreno


A eso me he dedicado estos días: a reponerme de la muda. La langosta que fui hasta hace unos días ha muerto. Y parece ser que su caparazón era bastante indigesto. Tanto que casi me cuesta un riñón…

Diana me dijo: “necesitas estar a punto de morir para empezar a escribir un libro, hija de puta.” Pues sí. Autopsia de una Langosta se engendró después de que un pino inmenso cayera sobre nuestras cabezas mientras dormíamos. No morimos. Así que, en un acto de honestidad –estaba harta del academicismo- decidí transformar en autoficción el ensayo que estaba escribiendo sobre identidades múltiples y fragmentadas.

Ahora tengo un cuaderno inflado lleno de bichitos de tinta azul que me ayudaron a sobrellevar la triste experiencia de la hospitalización. El dolor, el miedo a no saber cómo vas a evolucionar, los espasmos y la fiebre son parte del devenir humano. Pero el hospedaje en el intestino de la Bestia es lo que más me ha costado.

Antes de ayer tuve una crisis nerviosa y la enfermera me dijo: “tú piensa en tus libros, tu música, tus flores… pasa de todo lo demás…”  Fever Ray, Bebo & Cigala y un par de temas de Radio Tarifa. Pero sobre todo, Sigur Rós. El ramito que mi sobrina Lucía hizo con flores de su jardín. Los cómics – Poeta Siniestra, eternamente agradecida- y los cuentos de ciencia ficción. Ese fue el tratamiento que me llevaba lejos de allí. 

La primera vez que me hospedé en un hospital tardé un año en dejar que alguien que no fuera el cacho de carne que acababa de engendrar me tocara. Ahora soy mucho más zorra: más vieja y más lista. Eso me complace. Pero sé que los últimos dos días empecé a venirme abajo a pique, y que si hubiera tenido que estar allí una semana más hubiera acabado en la planta de psiquiatría.

He hecho muchas fotos. Hasta fotos guarras. He reído muchísimo, mientras me sostenía el abdomen porque la risa me hacía retorcer de dolor, gracias a toda la gente hermosa y adorable que me acompañó. Con Patri y Diana montamos numeritos guarros los primeros dos días que me tenían ingresada en Urgencias. El personal sanitario flipaba, pero eso hizo que rieran conmigo y que el trato fuera humano. No hay nada más humano que la risa.

No puedo agradecer aquí a la gente que ha estado a mi lado porque, por una vez en mi vida, tengo pudor. Yo, que siempre me cago en la raza humana, que cuando empezaba a diluírseme el efecto de los calmantes despotricaba contra todos los males de la humanidad de la manera más lúcida y sarcástica de la que soy capaz, estoy conmovida por la generosidad y el calor de quienes me rodean.

Ayer salí del hospital tambaleante. Mareada, sin fuerzas para andar, llorando. Pensé que sería una fiesta salir de allí, pero me habían chupado la sangre casi hasta el final. Me cuesta llegar de la cama al lavabo. Pero tengo la nevera llena, la cena caliente sobre la mesa, y tanto cariño que me siento la mujer más afortunada del mundo.

Al final, el post me ha salido súper hippie. Pero es que, carajo, hay gente buena. Y el amor, hijas de puta, es lo único que da ganas de seguir viviendo.

Diana, Slavina, Patri, Namenlosen, Lucas, Negro, Marina, Lucía, os amo. Elmar, me tienes desorientada… nunca jamás había imaginado que alguien pudiera tener tanta generosidad y tanta paciencia. ¡Te adoro! Y toda la gente que intento acercárseme y no le dejé, aquí estoy. Necesitaré un mes para recuperarme. Necesito mucha soledad, pero vuestro cariño y vuestra locura serán bálsamos curativos…

Eso sí, nenas, se me acabó la fiesta. Según el médico: “pots divertir-te però amb moderació”. Difícil concepto. Confío en Elena cuando me dijo: “no te preocupes, nena, que se nos ocurren un montón de eventos lúdicos diurnos”. De momento, he conseguido una silla de ruedas para ir al concierto de Massive Attack. Debería llevar una mascarilla, pero eso ya no tiene glamour. Eso sí que no lo perdí ni un momento: depilarme el coño con los brazos llenos de tubos debe haber sido una imagen extravagante, pero me puso tan cachonda como siempre… eso sí que no se me fue: la libido la guardo en un lugar absolutamente inaccesible para la Bestia. Me la robó una vez, pero no es tan lista como parece… Sigo siendo una langosta, sólo he cambiado la piel.

 portada de Autopsia de una langosta, por Espe Moreno

12 comentarios:

bitxo dijo...

nena,nena....
ke fuerte que eres...
desde luego, yo esperando el post
a ver que poesia,que reflexion,que vomito..tocaba
y mira por donde...
me entero que la chikilla ha estado con los batas blancas con un susto enorme.
un abrzo preciosa, mucha fuerza
mucho amor y cuando te apetezca me cuentas.
cada vez estoy más convencida que el titulo es el mejor que podia ser para tu primera novela. y el dibujo
para chuparsse los dedos
FUERZA!!!!!myriam

bitxo dijo...

un besito muy gordo de la nunila y que te diga..que aqui nos divertimos mucho de dia, haciendo rituales y comiendoflores suenne muy HIPPIE ya lo sé.

y que ya sabes como se llegar.

HelenLaFloresta dijo...

ay ay ay, putillas... tardaré en acercarme hasta vuestro edén hippy.. estoy un poco inmovilizaa entre libros y alimentos bio... pero ya iré, ahora que tocan en mi vida los eventos diurnos, nada mejor que empezar el otoño con un buen ritual pocero

gracias!!

besazos

Lucy Sombra dijo...

mala hierba nunca muere helen!!!!
(pero que bueno que ya saliste del hospital)
mil besos

Lubna Horizontal dijo...

Cariña! Qué bien que ya te cagó (o vomitó) la bestia, ya te libraste de las agujas. Ya te lo dije, si quieres para tu próxima novela o escrito te empujo por unas escaleras o te saboteo los frenos del coche. No me cabe duda de que sobrevivirás a todo ello con elegancia y un nuevo libro entre las manos, jejejeje.
Fue duro verte así, zorra, así que procura no volver a entrar.

Si se admiten visitas en tu sanatorio delicioso y particular, me tendrás ahí el 30 de este mes.

Te amo,
Diana

HelenLaFloresta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
HelenLaFloresta dijo...

diana, verte entrar por urgencias con tu paso decidido fue lo más cercano a una visión mística que he tenido sin estar colocada...
tu padre estará chalado y tu madre será una santa ,pero acertaron bien con tu nombre: sos una verdadera Diosa. Nunca acabaré de agradecerte el cariño, la fuerza y el amor que me transmitiste en esos momentos...
no somos fuertes todo el rato, así que lo mejor que nos puede pasar es pasar los momentos de debilidad con alguien que nos ama. GRACIAS

aquí te espero a ti y a tu manuela con los brazos y el coño abiertos, en este mi edén

GRACIAS, mil veces, gracias

BioLove - Brattiró dijo...

Cariña: Lo sé que pronto te recuperas del todo que haya podido enfermarte. Me alegro que la bendita langosta estee a punto de parir... que ganas, como siempre de leerte. Me acabo de dar cuenta que estoy tan distante...me pasé casi todo el verano con las plantas y los arboles...y el otoño se me acerca haciendo las maletas para otro lugar, otra vez, buscando paz y nuevos aires que me llevarán a donde queiran...
Ya sabes que donde estaré habrá siempre hay un lugar para una hippie más jajaja. Te añoro y te adoro.
alf*
un besote

HelenLaFloresta dijo...

alf, perra, te me has perdido... acabo de enterarme de que se venden pueblos enteros... se me ocurren un monton de cosas!

lo ke se me jodio es el riñon.. que raro, no?

besazos

Esperanza Moreno dijo...

que bien que estés mejor... y que tengas otra montón de bichitos de tinta azul bajo el caparazón... cuídese langosta suprema!!

Unknown dijo...

nena, recién me entero de que te fugaste a un balneario para recibir a tu langosta bien descansadita... oyé, helen, igual no querrás ponerlo aquí pero, ¿cuántos años me llevas?, ¿cuántos me quedan de fiestas no moderadas?
mil bessssos kariña y verás como sólo fue un susto menor, que a ese cuerpo de zorra le quedan muchas desenfrenadas batallas
muuuuuuuuaaaaaaks

HelenLaFloresta dijo...

teniendo en cuenta que tengo 43 años y he comenzado a beber a los 14, sacá cuentas...
estoy flipando en mi nuevo estado: ya había dejado el alcoholazo y la fiesta una vez, y me duró muchos años. pero hace 10 años que no sabía lo que era ir a dormir y, sobre todo, levantarse, sin haber bebido y/o fumado... y es rarísimo! hasta me río diferente... y la verdad, me gusta... hace mucho que me preguntaba cómo sería estar así, y la verdad, me gusto lo suficiente como para estar encantada con el cambio...

espero que me dure!! de momento, sigo convaleciente así que no puedo plantearme otra cosa...
aunque anoche cené setas y sólo pensaba en lo necesario que era la copa de vino tinto que, de momento, no puedo beber... au au