domingo, 19 de junio de 2011

para Maria Llopis

querida, estoy y no estoy. Llevo un reloj campesino de segunda mano que marca cuando sale el sol y cuando se pone, me saca a ver la luna llena y me sienta a desayunar, pero nada dice de horas ni de días. Pero recuerdo. Te prometí enviarte un pedacito del Tao de las mujeres que, en algún lugar de la conversación, tenía que ver con la entrañable imagen de una viejita en una mecedora y una señora en una silla de rafia contando batallitas sobre orgías, transfeminismos y pospornografías. ¡Qué monas!. La próxima intervención, directo al zoo...


Retorno
Una vez se han enfrentado los dragones, cruzado los desiertos y despejado el sendero del bosque, es la hora de volver.
Elige sabiamente. Reúne tus regalos recuerda tus lecciones. Ahora eres frágil. Sé delicada contigo.
Desde el exterior: entra. Desde el interior: sal.
Las fronteras son permeables pero peligrosas.
Los recuerdos son reclamados y las lecciones olvidadas.
Busca otras compañeras y di tus verdades, a menos que quieras que se olviden


La primera frase es la que traduje como las tres tareas a hacer en la vida, adjudicándome yo la tercera. Tengo la desbrozadora estropeada, pero ya me han dejado otra. Lo importante es recordar que es largo el camino a casa, así que todavía tengo tiempo...
"No pasa nada", dices  cuando eres joven, como para afirmarte en la acción. "Puedes hacer esto o aquello, no pasa nada", y ese reconocer la contingencia te empuja a actuar, te quita el miedo a lo que vendrá, a la muerte y a la vida. Te ayuda a vivir.
"No pasa nada", sigues diciendo cuando te reconoces en los pasillos de la vejez. Y ese aceptar la futilidad de la acción te instala bajo el edredón, te quita la esperanza de que puedes cambiar algo en el mundo, te hace aceptar tu inutilidad. Te ayuda a sobrevivir.

"El pensamiento es como el software", dices cuando puedes comparar, "por si sólo no significa nada. Todo depende de quién lo utiliza, cuándo y para qué. El contexto, honey, el contexto..."

martes, 7 de junio de 2011

He estado una semana sin Internet, y es como ser homeless del tiempo. Sin virtualidad no hay comunicación ni trabajo. Cuando intentas currar te estresas, pero ganas en creatividad y duermes mejor.
Pero como esto no es más que un sueño de siesta - cortito y con mal despertar - cruzo hasta la biblioteca y me instalo frente a este dinosaurio tan eficaz.

Sin Internet perdí los últimos trazos de la #spanishrevolution, pero mi own private revolution no ha tenido tregua. Aquí el próximo taller que haremos con Espe Moreno en el espacio C.A.P.A. de Valencia, el próximo sábado 11 de junio. Os esperamos.