viernes, 27 de enero de 2012

Serendipia

A principios del último otoño empecé Serendipia, una aventura con la que soñaba desde que se publicó Autopsia de una langosta, en noviembre del 2009. Quizás para disimular la decepción de que mi fetichismo por los libros apenas disfrutara con esa ironía impúdica en que convertí algunas de mis miserias. 
El germen de Serendipia nació en diciembre de 2009 cuando, aburrida en mi obstinada convalecencia post_infección de riñón, encontré una convocatoria de Plataforma_0 a un taller sobre narrativas espaciales. Me inscribí. Durante el 2010 me entretuve presentando el libro y haciendo talleres en los que exploraba formas del lenguaje a partir de un cóctel entre la figura del cyborg, la ciencia ficción feminista y la comprensión del lenguaje como tecnología de código abierto. Por ese camino llegué a obsesionarme con crear una narrativa rizomática interactiva en los agujeros de la ciencia ficción, en un lugar de encuentro entre ficción y realidad, historia y novela, pasado y presente. Al principio me imaginé un relato online colectivo estilo doctor Frankenstein: poesía, cómic, viñetas, micro-relatos, diálogos, batallitas posporno, música... Me perdí en las dificultades ante lo que acabé viendo como un intento de locura colectiva y, sobre todo, naufragué en los vaivenes de la vida y la muerte. 
A principios del verano fui al Medialab Prado a desarrollar una intervención en el espacio público que proponía interpelaciones sonoras a paseantes escogidos al azar. Era un prototipo experimental, en donde gracias a Jaime del Val, coordinador del proyecto Desvisualizar, pude explayarme sin condiciones. Casualmente, Shu Lea Cheang estaba desarrollando el primer nivel del UKI game - infect a city. Gracias a la colaboración de Shu Lea y Jaime realicé el corto Baby Alien, un desvarío audiovisual sobre madres cachondas. Así fue como entré en las posibilidades del sonido, en el poder de la palabra sonora, en la provocación de la imagen disociada del sonido. Luego vino el Summer_Lab y estuve una semana haciendo cacharros susceptibles de hacer ruido con los masones del MP19. Así fue como entré en el universo del ruido, o mejor, en el ruido que es el universo.  Durante el SummerLab me enteré de la convocatoria de LABoral a una residencia para desarrollar un proyecto de narrativa sonora geolocalizada. Pensé que no tenía ninguna posibilidad: utilizaba el arte pero no era artista, escribía pero no me consideraba escritora y lo que sabía del sonido en el espacio público lo había aprendido en las raves... Pero me dio igual... 

Así es como desde principios de otoño trabajo en Serendipia, el proyecto que finalmente LABoral aprobó en la convocatoria. Aprendí muchísimo; encarné la frase de Don Ihde que dice que "desde el momento en que usas una tecnología, la tecnología te utiliza a ti". Pero sobre todo gocé: del placer de crear; de la para mí increíble situación de poder trabajar plena y únicamente en un sólo proyecto; de contar con el cuidado y el cariño del curador Pedro Soler; de compartir y descubrir mundos con Ale del pueblodechina; del dulce y revelador caos de Paula Pin; del calor, la alegría y el arte de Ceci y Yan y del dúo Mutanger, deliciosa familia quimérica; de la visita de Marina y Lucía; de la compañía y las performances de mi vecino Jordi Vall-lamora; de la valiente utopía realizada de la gente de Escanda; de la calidez de las gentes asturianas... Sin su amor y su humor el germen habría acabado siendo patógeno.

Gracias especiales a Quique Tomás de Escoitar que soportó mis agobios vía skype y me apoyó tecnológica y humorísticamente, a Pepa Ortuño y el alumnado del Taller de Radio de la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias y a el personal de LABoral. Sin su colaboración y confianza el germen habría muerto antes de nacer.  

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Serendipia utiliza la plataforma notours para teléfonos Android desarrollada por el colectivo Escoitar de Galicia, y está dedicada a todas las personas que murieron en defensa de la libertad.

Serendipia es una narrativa sonora geolocalizada en el cementerio civil de Ceares. Se trata de un relato fragmentado y grabado en pistas sonoras localizadas en El Sucu que propone la resolución de un crimen acontecido en Gijón a finales del siglo XIX.
La deriva sonora tiene como eje narrativo la voz de Margarita Simona, historiadora especializada en feminismo que realiza una tesis sobre la figura de Rosario de Acuña. Durante su investigación, descubre un crimen sin resolver acontecido en Gijón en 1895. Se trata de Edgardo del Pozo, pintor simbolista protegido por el conde de Goncourt, con quien se dice mantiene una relación amorosa. El cadáver de del Pozo es encontrado en su mansión de Gijón por su prometida, Gemma Oldman, anarquista catalana defensora de los derechos de la mujer. A través de noticias de radio y periódicos, citas, poesías, fragmentos de entrevistas, documentos de la época y el relato de Margarita, las personas paseantes experimentan una deriva sonora que propone la articulación entre pasado y presente, presencia y ausencia, realidad y ficción.

La presentación oficial de Serendipia será el 30 de marzo, dentro de la celebración del quinto aniversario de LABoral.  De momento, el proyecto se puede visitar virtualmente en

martes, 24 de enero de 2012

grietas



así quedó mi dedo gordo de la mano derecha después de cerrar una puerta de la LABoral
sin tener la precaución de quitar la mano del marco. Todavía lo tengo negro, como recuerdo de que hay que cuidarse mucho de las puertas que se abren tan fácilmente, sobre todo si son pesadas y antiguas. Foto: Pedrita

En noviembre de 2011 publiqué un post (http://helenlafloresta.blogspot.com/2011/11/respuesta-la-lokal-kuir.html) sobre la relaciones laborales con las instituciones del que me arrepentí por las reacciones que causó. La cuestión que planteaba en el desafortunado comentario al evento realizado en el Reina Sofía, La Internacional Kuir, era que quienes trabajamos ocasional y de manera intermitente en las instituciones debemos plantearnos los cómo y desde dónde aunque nuestras intervenciones sean puntuales. Ya que trabajaremos en ellas de una manera u otra, mi planteo era que hemos de protegernos de la manipulación al mismo tiempo que luchamos por ocupar las grietas. Ahora me gustaría añadir que, aunque hallamos realizado estas dos funciones con éxito, hemos de confiar en las instituciones tanto como sería sensato confiar en una loba domesticada.
El añadido viene a cuento ante la desazón por la ida de Pedro Soler de Plataforma Cero,"área de investigación, producción y recursos" de LABoral Centro de Arte y Producción Industrial. La desazón no viene de pensar que el señor Pedro Soler estará ocioso en alguna playa perdida y ya no podremos compartir, aprender, crear y disfrutar con él; sino de la certeza de que en las instituciones siempre hay algo que nos sobrepasa, que nos expulsa con fuerza centrífuga, que nos repele por instinto de supervivencia. Y ese tornado nos deja siempre sin camisa ni zapatos. A quienes se van, y a quienes se quedan.
El espacio de creación (esa zona de penumbras tan difícil de habitar) abierto por Pedro Soler a través de las residencias para artistas, el apoyo a artistas locales, la ruptura de la división entre artista y público, el impulso al DIY que rompe con las barreras tecnológicas de género que pringan las TICs, no desaparecerá en el olvido. Quienes hemos tenido la gran suerte de haberlo habitado de una manera u otra somos testigos de esta grieta tan bien habitada por Pedro. Y cuando digo testigo, me refiero a los dos sentidos del término, en tanto capaces de dar testimonio de que este tipo de espacio de creación es posible aún dentro de las instituciones, y en tanto responsables de "pasar la posta" para que el movimiento continúe siempre, más allá (y más acá) de las instituciones. 

Gracias, Pedro.

viernes, 20 de enero de 2012

Fundación Cyborg



"No lo viví mal -dice-, pero sí con extrañeza. No me gustaba el tema del color porque implicaba un conflicto. Estar rodeado de algo que no ves y ser consciente de que no lo ves te genera algo misterioso. Es como si yo viera un espíritu que tú no ves. Tuve épocas en las que odié el color porque era imposible ignorar su existencia. En cualquier campo, el uso que se hace del color es constante. Aunque no lo veas, no puedes ignorar que existe. Cuando juegas al fútbol, por ejemplo, o cuando ves el plano del metro. El problema no era de supervivencia, porque yo me las arreglaba perfectamente viviendo en blanco y negro, el problema era que el color es muy popular."
Neil Harbisson