jueves, 8 de marzo de 2012

it's a long way home...

hace siglos que ni abro el blog... hoy entré, por compasión, y al ver las estadísticas me avergüenza ver que me seguís leyendo aunque no publico más en este espacio... bueno, publico, pero sólo entradas sobre, alrededor de, a propósito de, y en relación a, la muerte. como si quisiera matar el blog a golpe de entradas sin salida...
¿los motivos? desde que abandoné el camino del psicoanálisis por aburrimiento, no busco los motivos hacia atrás, sino en sus concreciones en el presente. y lo que veo es que este blog para mí era (es?) mi ventana perruna,  mi zorrismo descarado con el que interpelaba, molestaba y divertía a la normalidad. pero esto sólo adquiere sentido si mis divagaciones, escupitajos y anécdotas surgen desde mi comunidad, o mejor, mi "familia", como le venimos llamando desde hace un tiempo. un tiempo que quizás es el mismo en el que la nombramos por necesidad, porque cuando algo que está unido se rompe hay una gran necesidad de nombrarlo para no olvidarlo, para recuperarlo, para recomponerlo, para matarlo del todo o animarle a vivir. y la familia se rompió duro con todo el proceso de lucha que hoy se llama "4F", se desangró con el suicidio de Patri, y se va reuniendo como puede para digerir los pedazos...
neruda nos invitaba a cansarnos "de lo que mata y de lo que no quiere morir"... le hice caso, y me cansé de esta ventana, con su marco de voces perdidas y rostros desdibujados. pero como el blog no quiere morir, y lo sigo linkeando desde otras ventanas al mundo, y seguís visitándome a ver si tengo algo para decir, seguiré por aquí un rato más...
me atrevo porque me voy quitando el traje de luto y lo reservo para momentos especiales, redibujando las para mí aborrecidas fronteras entre público y privado. igual que con el sexo, que pasé de hacerlo en las barras de los bares a recrearlo en dormitorios conyugales (puaj, qué remedio cuando no encuentras a tus perras), cambio que me costó tanto como le costaría cagar con la puerta abierta a quien tiene la costumbre de cerrar con pestillo la puerta del lavabo. pero, repito, ¿qué podía hacer? llorar como cocodrilos hormonados está tan mal visto como correrse entre cañas de cerveza y, como decía la patri, "no se puede ser valiente todo el rato". no se puede, pero vale la pena...
próxima entrada llena de vida, me lo prometo. y gracias por seguir aquí, aguantándo(me)

2 comentarios:

Marianissima dijo...

te mando un beso gigante Helen Suprema

HelenLaFloresta dijo...

otra pa ti, hijita, tu mami te hecha de menos