¿Qué sería de nuestra cordura sin este parentesco que hemos ido tejiendo a lo largo de la vida? ¡¡¡Brindo por mis familias!!! Por mis hermanas y mis bros, las hijas y el Hijo, mis niños, niñas, maridos, esposas, amantes, mundos gatunos y perrunos, por... ¿será por eso k bebo tanto???
miércoles, 29 de octubre de 2008
Parentesco
¿Qué sería de nuestra cordura sin este parentesco que hemos ido tejiendo a lo largo de la vida? ¡¡¡Brindo por mis familias!!! Por mis hermanas y mis bros, las hijas y el Hijo, mis niños, niñas, maridos, esposas, amantes, mundos gatunos y perrunos, por... ¿será por eso k bebo tanto???
Sonrisa bajo Berlín

Una de las preguntas que me acosaban de niña era porqué los “adultos” siempre tenían que irse, de mala gana, a trabajar, y sobre todo, porqué si no querían, tenían el “deber” de hacerlo. Los veía sufrir en la despedida del paraíso salvaje del campo entrerriano para irse a Buenos Aires, aquel inmenso tornado que los paranoicaba en una huída llena de Valiums y psicoanalistas. Lo que menos entendía es que, a pesar de que venían a “relajarse”, siempre volvían al infierno voluntariamente, aunque estar en el campo fuera gratis… En mi inocencia, desvergonzadamente les sugería que se quedaran, así no gastaban en pastis ni loqueras, y podrían comer asado y tomar vino todos los días. Los adultos reían, elogiaban mi inteligencia, y partían en sus coches silenciosos y relucientes. Y yo me quedaba de pie en la puerta, viéndoles alejarse por el desierto verde, desapareciendo detrás de los eucaliptos importados de Australia y plagados de loros inmortales, sabiendo que en un año volverían con las mismas angustias y ansiedades, con más canas y más arrugas, y, como no, un poquito más tristes.
Ahora me siento muchas veces esa adulta, siendo observada por aquella niña que fui, escapándome detrás de los eucaliptos… entonces reemplazo los loros por The Knife, los Valiums por la sagrada hierba milenaria, miro estas sonrisas iluminadas por el ángel que brilla sobre el cielo de Berlín y me quedo más tranquila… la niña vive todavía!!!
martes, 28 de octubre de 2008
“¿Cómo lo quieres?”. "Normal..."
Mi amiga trabaja en una crepería ambulante: en ferias, fiestas de pueblo, festivales... Hacen creps riquísimas: de cuatro quesos, dulce de leche, jamón, mermelada de fresas, y, cómo no, chocolate. De chocolate negro, blanco, con leche. La gente, entusiasmada, viciosa, quizás influenciada por la publicidad, pide con frecuencia: "Uno de chocolate". Mi amiga, pacientemente, pregunta: "¿Qué tipo de chocolate?". Entonces la gente la mira con ojos de vaca, asustada en algún lugar del laberinto: "¿¡Normal, con chocolate normal!?".
¡Qué miedo la posibilidad de elegir! Si, al fin y al cabo, la diferencia no es más que eso: el pánico a decidir, la impotencia de la posible...
domingo, 26 de octubre de 2008
Esbozo de una cita

¿Cómo encerrar la vastedad sin límites de tu mundo
en un solo cuerpo?
Es esa infinidad de abismos, de corredores y de curvas
Que pueblan una física tan estrecha
Lo que hace ajeno a tu cuerpo:
Cuando andas, él queda sentado a la espera;
Continúa hambriento cuando te has hartado de comer;
Al dormir, yace a tu lado indiferente.
Te huye,
Te encierra,
Te abandona,
Te somete.
Y es la inmensidad de tu alma lo que das y niegas.
No acaricias, no abrazas nada
Que no hayas tenido antes dentro de ti.
Todo palpita simultáneamente
En tu cuerpo devastado:
La vida y la muerte,
La esperanza y la desesperación,
El odio y la resignación.
Hay alojado en el centro de tu mundo
Un miedo invasor que te deja sin aliento:
Terror a comer, a callarte, a sentir frío.
A amar y ser amado.
Terror de ti.
Te mueves en una dialéctica pendular
Buscándote vanamente,
Perdiéndote a cada paso
Sin ver más que troncos alrededor:
No hay salidas ni atajos,
Sólo un pie delante del otro
Y el ruido de las hojas al quebrarse.
Me preguntas qué nos une.
Tal vez la tristeza,
El desamparo,
La soledad tan sola en que naufragamos.
O quizás esa forma que hemos aprehendido
De amar sin amor,
En donde el otro es un espejo
Y su imagen, amable y despreciable a la vez,
Porque es la de nuestro propio rostro.
Hemos fundido todas las facciones
Y cada mirada
En una única máscara.
Tú la estampas en telas a las que llamas cuadros
-ojos que chillan lanzando su odio
desde oscuros laberintos-.
Yo simplemente te miro,
Y me descubro.
Un amor de verdad
Palabras de amor, pero no sencillas y tiernas, sino duras, desgarradas, con sabor a pena amortajada... y todo por amor. Y esta sensación de sentirse deseada, necesitada, indispensable. Porque, sobre todo, yo sin ti no soy nada, y tú, sin mí, cómo te atreves????? Acaso hay alguien mejor que yo? Quién te querrá como yo te quiero? Nadie, nadie, nadie, nunca jamás, ni siquiera tu madre (sobre todo, ni tu madre).
El patio de mi casa
Vivir,
Sentir la belleza trepar por los andamios del alma,
Ver enloquecer a los pájaros
Refugiados en nuestro pequeño jardín,
Espantados del horror del mundo.
Hemos abierto los ojos
De una vez y para siempre.
Aquí estamos: desnudas,
ensangrentadas,
lobas
Intentando salvar a la poesía
De las rapaces garras del tiempo.