Hoy tenemos el placer, y porqué no, el terror, de celebrar el segundo aniversario de la entrada de
Lubna Pornoterrorista al mundo intergaláctico.
Diana ha tenido la lucidez y el coraje de inventar un concepto: el pornoterrorismo. En esta cita podemos acercarnos a cómo lo ve ella:

"¿¿Acaso hay fusión más hermosa que la de las palabras "porno" y "terrorismo"??"
":::: La erótica del terror, un terreno sin investigar que se abre como un cadáver listo para la autopsia. Del mismo modo que los funerales me dan risa, la imagen de un bello cadáver, en ocasiones, hace que se me mojen las bragas. La primera sensación es que nunca se podrá superar lo vergonzoso de la situación, la humillación impuesta por la sociedad cuando algo políticamente incorrecto nos seduce. Pero se supera, oh sí, se supera con la primera paja, con el primer acto de culto al terror. Es la única forma de vencerlo, dejándose seducir por él, siendo su tierna amiguita::::"
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Los conceptos proyectan su significado en el tiempo, haciendo estallar la acción. De allí su poder.
Quiero decir que las pequeñas costumbres, las reglas que crean hábito, los rituales cotidianos, pueden llegar a imbrincarse en un concepto: el de higiene, por ejemplo. La regla de lavarse los dientes, el no comer cerdo, el desayuno, pueden haber comenzado como normas de higiene. Pero cuando las repetimos miles de veces, dejan de ser un concepto. Actuamos por una idea que desconocemos, no criticamos, asumimos como dada.
La higiene es una de las prácticas del concepto de biopolítica (inventado por el señor Foucault), especie de política gubernamental sobre el cuerpo que busca "racionalizar" la vida de las personas. Es un concepto muy poderoso: la biopolítica gestiona nuestros cuerpos, nos dice cuándo morir y cómo vivir, organiza nuestras vidas como valores en bolsa. Pero cuando desayunamos, nos lavamos los dientes, damos la mano o nos duchamos, no pensamos que estamos practicando obediencia civil (a no ser que tengamos menos de 18 años o seamos frikis de Foucault). Lo hacemos sin más, porque
siempre ha sido así.
Aceptamos la concepción del mundo que hemos heredado porque así nos la enseñaron. Y punto. Si la cuestionamos, tampoco nos alejamos del concepto: reaccionamos, nos negamos y nos situamos al margen, sin cambiar la idea originaria.
La buena noticia es que, si creamos un concepto, es decir, si instauramos nuevas normas, hábitos descontextualizados, rituales inventados, y los actuamos sin comparaciones ni explicaciones, reinventamos la acción. Y el concepto estalla porque crea nuevas acciones, más conceptos, disloca criterios indiscutidos, revoluciona el aire que respiramos y mueve el suelo que nos sostiene. Aterroriza. ¿A qué sí?
Y si ese terror va de la mano del sexo, ni te digo!
Eso es para mí Diana.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Aupa Lubna!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!