miércoles, 13 de octubre de 2010

Injusticia

Hace semanas que apenas salgo de la cama. Voy arrastrándome por la casa como una zombi. Los antibióticos se llevaron todas mis fuerzas. Pero, aparte de algún bajón ocasional, tenía alegría de vivir.
Pero desde hace dos días todo me da igual. Duele el dolor, duele la tristeza, duele la incomprensión. Fatiga el hambre y la pereza. Pero nada cala tan hondo como la injusticia.
Cuando todavía no conocía el sabor de la cerveza y veía a los humanos desde las copas de los árboles, dolía el castigo por lo que ni siquiera sabía que había hecho. Ya adolescente, el dolor comenzó a transformarse en rabia. A los dieciséis, fue piedras contra los uniformados, trampas para vadear el sinfín de normas milicas que no nos dejaban respirar. A los veinte, complot, manifestación, estratagemas, militancia radical. A los veinticinco, okupación, coctel molotov, asamblea.
Pasa la vida y no hay río capaz de barrer con las injusticias. Pero una se cansa. La impotencia agota.
Hace dos días la Audiencia Provincial de Barcelona convocó a Patri y Alf a comparecer para fijar su inminente entrada en prisión por el caso del 4F. Lo que sigue es parte de un post de Patri sobre el caso, publicado en julio de 2009:


4 F, nos encarcelan injustamente y somos inocentes
Tras el juicio en la Audiencia Provincial de Barcelona, en enero de 2008, y tras dos años de angustiosa espera, con las consiguientes visitas quincenales a la Audiencia de Barcelona para certificar por medio de nuestras firmas nuestra presencia en la ciudad, Alfredo y yo fuimos condenados a 3 años y 6 meses y 3 años de cárcel respectivamente por un supuesto atentado contra la autoridad consistente en arrojar una valla de metal contra un agente de la ley, la cual voló por los aires, cayo al suelo, se desplazó arrastrándose y choco contra la pierna de un Guardia Urbano acusándole un moratón. Dicha valla jamás apareció. Nosotros nunca estuvimos allí.

Entonces es cuando recuerdo la frase que Sorowitsch, prisionero en el campo de concentración Sachsenhausen, dice a su compañero comunista en la película Los falsificadores: “No les daré el gusto a los nazis de mierda de avergonzarme por seguir vivo”.
Las injusticias no nos han matado todavía, y lo que nos quede de vida no lo perderemos con vergüenzas. Seguiremos luchando. 

2 comentarios:

Pat dijo...

hola...
lo colgaré en el blog y haré difusión por mail...
rabia
sin más
beso...

Lubna Horizontal dijo...

Matarnos? Nena, a mí esto me ha hecho más fuerte que una cucaracha superviviente de la última fumigación.

Ciertamente es un asco, toda esa gente a la que los papeles que acumulan por montañas se la sudan. Cómo equilirar el sentimiento de quien no siente nada?

mih mih
Diana