1.
En
el Llamamiento,
el colectivo Tiqqun propone una serie de preguntas que me parecen
indispensables. Pero una en particular me rompió el corazón (que es
como una contractura muscular, pero a la que no puedes aplicar cremas
tópicas). La pregunta es cómo hablar de la muerte de una colega.
“Un camarada”, dice el texto.
Me
gustaría poder contestarla, pero no es tarea sencilla y mucho menos solitaria.
Perdonen las molestias. Estamos en obras.
2.
El
26 de abril de 2011, Patricia Heras se tiró por la ventana de la
habitación de su amiga del alma, Diana J. Torres. Dejó una escueta
nota escrita a las apuradas en un papelito de mierda. Decía algo así
como “esto no es vida” y “para vivir así más vale morirse”.
Esa
misma frase la dijo la bisabuela de mi hijo cuando tenía 97 años y
estaba echa polvo. Patri no había llegado a los 40.
Sé
que, desde entonces, mucha gente espera que lo que llamamos “el
entorno de Patricia Heras” (vaya sustantivo más feo, pero, ¿qué
íbamos a decir? ¿la familia?), salga a la palestra con un discurso
armado, coherente y combativo para denunciar la injusticia. El
oprobio. La miseria. Pero las perras apenas pueden más que aullar.
¿Cómo
explicar a la gente que hacía 7 años que veníamos saliendo a la
palestra? ¿Cómo preguntar “dónde estábais entonces” a quienes
hoy denuncian con exhaltación los aberrantes hechos? ¿Cómo resumir en una pancarta,
un acto, una mani, el dolor inconmensurable de saber que una lucha de
tantas voluntades y tantos cuerpos no pudo contra tanta mentira, tanto miedo, tanta mierda? ¿Cómo aceptar alegre y ruidosamente la cárcel, el exilio, las heridas, los tatuajes, la muerte? ¿Cómo siquiera hablar de ello a quien no sabe de qué
carajo le estás hablando? ¿Cómo ponerse hoy como protagonistas de
la injusticia cuando, en esta misma Cataluña que
habitamos, se inicia un nuevo 4F con una frecuencia escandalosa y a muy poca gente le (nos) preocupa en lo
más mínimo? ¿Con qué objetivos salir hoy a la palestra?
No
se trata de desparramar culpas. Esa es tarea de la curia y los
divanes. Ni de imponer silencios. De eso ya se encarga la curia y el Estado.
Sé
que nos han llamado cobardes por dejar de hablar. Que mucha gente va
toda loca enganchando pegatinas sobre el caso en sus ordenadas
bibliotecas. Que más de una ha querido idolatrar a la Patri como una
heroína contra la represión del Estado. Entonces me siento como una aborigen de una tribu de Sumatra frente a los antropólogos europeos. Y os aseguro que el colonialismo no mola nada cuando lo vives desde el lado de Calibán. (¿Cuántas veces he jugado yo misma a la antropóloga europea? ¿A cuántas personas he reducido a teorías, cuántas historias he plastificado en pegatinas, cuánto dolor ajeno intenté comprimir en metáforas bonitas?)
Pero
también sé que, así como una vida se puede ir al traste en un
instante, muchas vidas juntas tienen mucho poder. Porque perder,
perdimos mucho, casi todo, pero por el camino pasaron muchas más
cosas. Muchas de ellas no pueden verse retratadas en una
representación de los hechos. Pero eso no significa que no
ocurrieran.
3.
Cuando
se fue la Patri, entendí en profundidad el epitafio que luce la
tumba de Walter Benjamin, sacado de las Tesis de Filosofía de la
Historia: “Es tarea más ardua honrar la memoria de los seres
anónimos que la de las personas célebres. La construcción
histórica está consagrada a la memoria de quienes han perdido el
nombre.” Los namenlosen.
Nunca
había entendido del todo por qué ese sustantivo cuando es tarea de
la Historia poner nombre a quienes no tuvieron nombre, y hasta
inventar nuevos nombres en nombre de la Historia. Visité la tumba
con Klau Kinki, y repetimos durante tanto tiempo la palabra
namenlosen que acabamos llamándonos así la una a la otra.
Después
del suicidio de Patri le dije a Klau: “¿Te das cuenta ahora lo que
quería decir nuestro amigo Walter? ¡Namenlosen! Nuestra
amiga ha perdido el nombre. Ya no es la Patri, ahora tenemos que
llamarle Patricia Heras, la poeta muerta, y todas esas mierdas...
decir que no era anarquista, ni okupa, como si eso fuera malo, o como
si fuera una condición para ser una enemiga del Estado... decir qué
era y qué no era, por qué hizo esto y aquello, por qué dejó de
hacerlo...”
Ya
no es la Patri, ahora es Patricia Heras.
4.
A
estas horas de este sábado 8 de junio de 2103, se está estrenando
el documental del 4F. A pesar mío, no he ido.
Ojalá que este documental explique todo tan bien que
no sea necesario volver a explicarlo. Que tenga consecuencias
políticas inmediatas. Que provoque que todos y cada uno de los 4F
que genera este Estado represor salten por los aires. Averguencen
a la clase política. Y no vuelvan a repetirse nunca más.
Pero estos deseos son chorradas, niñerías, absurdidades.
Ninguna historia es definitiva. La clase política no conoce la vergüenza. Y el Estado represor tiene los engranajes bien aceitados.
Hubiera querido ir sabiendo que es una versión de los hechos, no los hechos. Esos se
encarnan, no salen en pantalla.
Pero aún sabiéndolo, no he ido.
5.
Muchas
veces nos preguntamos, a veces en silencio, si hicimos todo lo que
estaba a nuestro alcance, si no nos dejamos algo en el tintero, si
hicimos lo correcto. Culpa, le llaman la curia (otra vez) y el psicoanálisis. Y
por miedo a la autodestrucción colectiva, callamos la respuesta,
anulamos la pregunta y pasamos a otra cosa.
Pero
quizás se trata de detenerse, lejos de la sotana y el diván, a
pensar sobre el asunto. Con las preguntas adecuadas, eso sí.
Obviamente,
no se trata de mirar retrospectivamente para ver qué corregir. Ya no
hay nada que corregir. Pero sí podemos preguntarnos cómo elaborar
el duelo, qué rituales necesitamos, cómo seguir esta historia, cómo empezar otra.
Podemos recopilar los fragmentos dispersos. Las palabras que utilizó la Patri para hablar-se, ayudarse a entender. A aceptar. A aguantar. Tejer historias de otras voces, las nuestras, las ya dichas, las que no conocemos, las que no se atreven a hablar porque ya han hablado tanto, ya han gritado tanto en el silencio que se han quedado mudas, perdidas en su eco.
Podemos fortalecer nuestras ya creadas redes de apoyo emocional y político.
Recuperar el nombre, los nombres.
3.
Paso
el día leyendo La niña del faro. Jeanette Winterson. Eso no
puede hacerme daño. Eso me dirá mucho más de lo que puedo
entender.
Leo:
Apagad el bullicio del día a día y al principio sentiréis el alivio del silencio. Luego, muy quedo, tan quedo como la luz, regresa el significado. Las palabras son la parte del silencio que puede ser hablada.
y
unas páginas más adelante:
El testimonio de los fósiles siempre está ahí, lo descubramos o no. El frágil fantasma del pasado. La memoria no es como la superficie del agua... ya está agitada o en calma. La memoria se compone de estratos. Lo que fuimos era otra vida, pero la prueba está en algún punto de la roca: nuestros trilobites y amonites, nuestras combativas formas de vida, justo cuando creíamos que podíamos mantenernos derechos.
Y
luego:
El doctor se recostó en la silla.
- ¿Escribe usted un diario?
- Tengo una colección de libretas plateadas.
- ¿Son coherentes?
- Sí. Siempre las compro en los mismos grandes almacenes.
- Me refiero a si usted lleva la cuenta de su vida o de varias. ¿Cree usted quizá que tiene más de una vida?
- Por supuesto. Sería imposible contar una sola historia.
- Quizá debería intentarlo.
- ¿Un principio, un desarrollo y un final?
- Algo así, sí.
- ¿Conoce la historia de Jekyll y Hyde?
-Naturalmente.
- Bien. A fin de evitar cualquiera de los dos extremos, es necesario contar las vidas que hay en medio.
4.
Blog
de Patricia Heras: http://poetadifunta.blogspot.com.es/
Más
sobre 4F: http://www.desmontaje4f.org/
http://nazinthenazi.wordpress.com/category/recordando-a-patri/
En este blog: http://helenlafloresta.blogspot.com.es/search/label/4F
5 comentarios:
Yo si he ido al estreno. Venía a ver a mi amiga Sara a Barcelona y nos encontramos con los chalecos amarillos de los Iaioflautas protegiendo la okupación del cine con la sabiduría de su vejez, porque Viva la sabiduría infinita de la vejez suprema.
Y Sara y yo, que nos disponíamos a cenar y a prepararnos para la farra absoluta de la fiesta de verano de la Casa de la Montaña, cambiamos la agenda para ver un documental que no sabía muy bien de qué iba. Había leído noticias del 4f, claro pero era un caso local con el que te solidarizas tan rápido como lo normalizas en esta época de continuos abusos policiales. Y el documental empezó, y duró dos horas. La última hora la pase llorando.
Soy un marica hijo de padre dominicano y madre española que ha pasado parte de su vida intentando no parecer marica ni inmigrante. Todavía me acuerdo cuando ese momento no-se-qué-ponerme en mi adolescencia para no parecer demasiado negro, demasiado "vendedor de alfombras" demasiado julandrón. Luego vino la salida del armario, la militancia política y el entorno queer madrileño y lo cambió todo.
Y por eso pasé toda una hora entera llorando. Llegar al documental de una forma tan aleatoria y encontrarme un caso de abuso de poder tan explícito me tocó de forma irremediable. A Patricia Heras, la Patri, la mataron por su diferencia. Sé qué es una mierda reducir una persona, una realidad, una psique con sus defectos, sus manías, sus aficiones, su mierda, y su gloria, y todo lo demás a una idea tan simple. Pero la Patri, sin conocerla me ha enseñado por qué tengo que tengo que ser todo lo marica que pueda, y todo lo negro que sea, por qué tengo que manifestar mis subalternidades de una forma tan rabiosa que se la meta por el culo a la Guardia Urbana, a los Mossos, al Rey, al Papa a Occidente y a Dios.
Por eso, con todo tu (vuestro) permiso, déjame mitificar a La Patri. Lo siento, pero es lo que me sale.
En la fiesta de la Casa de la Montaña me lo pasé de la hostia. Bailando borracho a la caza de punkies catalanes a los que tirarme, me topé con el maravilloso sonido del "girls just wanna have fun" . Y así, borracho, salido y al ritmo de la Lauper, brindé por las cabezas rapadas a cuadros, por todas las minorías del mundo, por el Papa recién dado por el culo, y por la vejez suprema que Patricia Heras, La Patrí, nunca tendrá.
gracias por tu comentario
solo agregar que lo que te provocó a ti el documental y su historia, toda esa fuerza para no tener miedo de mostrarte, no tiene nada que ver con el mito, sino con la realidad. mitificar a la patri es despojarla de su historia para imponerle otra, más bonita quizás, pero innecesaria.
como bien dices, patri nunca tendrá una vejez suprema, entre otras cosas porque jamás lo deseó. este detalle es parte de la historia real y no del mito. pero bueno, eso es otra historia...
Maravillosas tus palabras nena, yo también aullo desde acá cuando me escriben para preguntarme por Patricia, a veces hasta siento que sólo emito fonemas inconexos cuando alguien me requiere para que suelte información "verídica y de primera mano" sobre quién era Patri y quién no era.
Odio que la gente diga que la mataron (como este comentarista anónimo acá, uno entre miles de los que necesitan mártires para focalizar su ira por un sistema roto), odio que me digan que era una heroína, odio que una persona por muerta, valga más que una viva.
Te adoro cuando aullas, pero cuando hablas me resultas útil, me haces bien.
Diana
el que de muerta valga más que cuando estaba viva, el que haya sido invisible hasta que su cuerpo dejó de existir, nos demuestra que algunas vidas no valen nada...
cómo diría tu gran amigo amilibia: "la diferencia entre una cabeza de cerdo y una humana es que la del cerdo vale 2€ en la casquería, y la humana no vale nada"
besazos
HE SENTIDO UNA PENA INFINITA..CUANDO LO LEI, HUBIERA QUERIDO ESTAR ALLI PARA DARLE UN ABRAZO Y ARROPARLA EN SU SOLEDAD..
De su blog..
martes, 8 de febrero de 2011
El café más tristón
Hace un par de días que me encuentro de verdad dolida, desorientada,
hace un par de meses, quizás seis, quizás veinticuatro, quizás más.
Qué te digan a las 9 de la mañana de un lunes que tu chavala,
-la que te lleva dejando desde agosto por otra o por todas
y hace un par de días te revela vía mail que ya,
ni quiere estar contigo ni esta enamorada de ti-,
estaba de fiesta y borrachera con nuestras amigas el domingo,
mientras yo estaba de llorera sentada sola en un banco de mi barrio, es una putada total.
Me enfado pues animalito, pierdo algunos papeles, me pongo bien triste y como estoy trabajando en la barra de un bar me trago las lágrimas y aguanto paciente hasta que llegue a casa y me pueda desahogar un rato, pequeño…para volver a recomponerme y seguir pagando mi deuda con la ley.
Hoy despierto como últimamente, dispersa, cansada, con una tormenta rondándome cerca que hasta ahora he podido esquivar, me lavo la cara con agua helada, me visto sin ducharme y salgo a la calle como cada día sin desayunar. Trato de sonreírle a mi estomago vacío, a los 7 grados húmedos que me abrazan, a las cosas tristes que tantas veces no me dejan dormir, para sentir atónita como el tormentón que me acecha estalla sobre mi cabeza sin principio ni fin.
Digo yo que teniendo toda la ciudad para cancanear y perrear a gusto, también es un putadón que tenga que ser justo en el bar donde trabajo, en el mismo bar donde me pongo ipso facto descontrolada y encerrada en un baño a llorar.
Hoy no puedo. Me marcho de allí.
Justo cuando desato la bici del árbol y me giro con el kit completo de irme a casa, aparece ante mis ojos mi educadora penitenciaria que tras una breve conversación me ve marcharme de mi puesto de trabajo en busca de fiambre para los bocadillos del bar, -a ver sino como demonios le explico que me cojo el día libre solo porque me quiero encerrar a llorar-.
Quizás me espere y yo nunca vuelva, quizás.
Joder, me entra aún más angustia, y de camino a casa, con la llorera, me atiza un ataque de ansiedad que no me deja respirar, rodeada de coches, pedaleando en la bici y con la vista nublada.
Of course, sobrevivo...
No sé. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya. Basta ya.
Publicado por Autolísica en 15:37
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